No empujen, no empujen…

por Francisco Reveles

[texto publicado en 1997]

Cuando apenas nos íbamos acostumbrando a navegar, nos quieren bajar las velas, cortar los remos y enderezar el timón.

Cuando a duras penas la mayoría de neófitos hispanoparlantes cumplíamos puntualmente nuestros ritos de iniciación entre rastreadores (browsers), direcciones electrónicas (URL’s) y maquinarias de búsqueda (search engines), en una lengua extraña a nuestra entraña; cuando le estábamos encontrando el cuarto pie al gato caótico de millones de páginas Web, resulta que lo que hemos estado haciendo son jaladas (es decir, estamos jalando nuestra preciada información de los sitios que con tanto esfuerzo encontramos), y que debemos permitir que alguien con más idea de lo que necesitamos nos lleve la información a nuestra pantalla (es decir, nos la empuje) debidamente compendiada y canalizada (cualquier semejanza con un término quirúrgico no es pura coincidencia).

A los diversos modos de hacer las cosas entre diferentes medios y épocas los profetas de la tecnología les llaman paradigmas. En este caso, estamos hablando del enfrentamiento entre el paradigma activo y el pasivo de acceder a la información. Significativamente, en inglés se le llama al primer modelo «pull» y al segundo «push», de modo que no cambia sólo el modo de mascar tuercas, sino también el chimuelo que las masca. En un caso, el sujeto es el que busca la información y la «jala»; en el otro, hay un segundo sujeto que «empuja» la información hacia el primero. Es un cambio de estafeta.

Don’t touch just push

El modelo push no es nuevo, ni mucho menos. Es el que usa la televisión y es el que utilizamos si nos suscribimos a una publicación. En cambio, si vamos al puesto de periódicos, a la librería o al videoclub, o consultamos la Web, estamos usando el modelo pull.

La pregunta es: ¿cuál es la justificación para cambiar el modo de consultar la información en la Web?

Teóricamente, el crecimiento exponencial que ha sufrido el medio ha generado un caos que nos impide llegar a la médula de lo que buscamos de manera eficiente. Por otro lado, el tiempo apremia, y no podemos, nos dicen, darnos el lujo de ir a la deriva de página en página sin orden preestablecido alguno, como al feeling.

Se necesita un orden, una programación y una consistencia, insisten, que sólo nos puede dar una tecnología que emula el broadcasting de la televisión (transmisión de contenidos de una fuente a múltiples destinos), pero en el ciberespacio.

La terminología inclusive es parecida, con su sistema por «canales» cuyos contenidos son «transmitidos» al «suscriptor». Los contenidos, por lo pronto, difieren de la tele. Pueden ser noticias diarias, artículos de diarios y revistas, índices financieros, reportes del clima, páginas Web, multimedia, juegos, videoclips, audioclips, actualizaciones de software, aplicaciones tipo shareware o freeware, demos de programas o flashazos informativos sobre las novedades en todos los puntos anteriores.

Los protagonistas

Todo este revuelo lo comenzó PointCast, empresa que desde hace años se dedicaba a llevar noticias preseleccionadas al suscriptor, a través del fax y del correo electrónico. Pero el año pasado cambió el panorama con su nuevo producto: un programa de computadora que recibía las selecciones informativas de la empresa directamente en la pantalla del usuario, conectándose periódicamente a Internet, o a comando expreso del suscriptor.

El programa fue un éxito y pronto tuvo millones de clientes. Actualmente sigue siendo el principal contendiente, aunque ya han surgido poco más de una decena de competidores. Al programa lo acompaña un protector de pantalla que se activa (como todos) después de cierto periodo de inactividad en la computadora. En el protector se suceden pantallas correspondientes a cada canal informativo que el usuario haya seleccionado, con encabezados que hacen referencia al material recibido.

PointCast tiene un mecanismo de autoactualización, que entra en acción cuando detecta que ya existe una versión nueva del producto.

Para el lector intensivo, PointCast seguramente es de las mejores opciones, pues lo que brinda es la capacidad de recibir un pequeño compendio diario (prácticamente puro texto) de canales informativos como CNN, Wired, ZDNet, y otros que brindan un seguimiento sobre la industria o industrias que más le interesen a uno. Esto último lo ha convertido en la opción de algunas corporaciones como Fruit of the Loom y Digital, quienes propician que sus empleados se actualicen constantemente con las noticias de las industrias que les permitan tener una ventaja competitiva o, como dicen ellos, elevar el coeficiente intelectual corporativo. PointCast ofrece la capacidad, a través del Pointcast I-Server, de que la intranet de la compañía reciba la información una sola vez y de ahí la reparta a todos los «escritorios» de los empleados. En el proceso, se le puede añadir a los canales tradicionales todo lo que la compañía quiera informar a través de su red interna.

Algunos de los protagonistas de la tecnología push son poco más que el equivalente de canales de programación, donde uno se entera de las novedades de tal o cual proveedor de contenido, pero no las puede ver a menos que se conecte al site de marras.

Otros brindan información valiosa para revisar cuando se está «desconectado», como es el caso de FreeLoader, Downtown y BackWeb. En el caso de este último, no sólo se tiene acceso a información, sino que programas completos son bajados a la computadora del usuario mientras éste navega en búsqueda de otras cosas. El proceso se puede interrumpir en cualquier momento y continuar después (en la siguiente sesión) donde se había quedado, lo cual es el fuerte de BackWeb, que más que un concentrador de contenidos al estilo PointCast (a quienes los proveedores de información le mandan su material para que lo haga encajar en su formato especial) es una compañía que vende su licencia tecnológica a posibles canales, quienes mandan información directamente desde su site al sucriptor. De esta manera, cada canal de BackWeb tiene su estilo propio, y puede mandar por medio de esta tecnología prácticamente cualquier cosa que se pueda transmitir digitalmente.

La guerra detrás de la batalla

Lo curioso de todo esto es que los verdaderos pesos completos no han pisado la arena todavía. Tanto Microsoft como Netscape están incorporando en sus browsers la capacidad de empujar contenidos desde la Web. Microsoft incluso está promoviendo la formación de un estándar para este tipo de tecnología.

Pero el enfrentamiento va más allá de lo que el usuario haga o deje de hacer con la información de Internet. En realidad detrás de todo está la lucha por ganar el control del desktop, o dicho de otra manera, de lo que millones corren en sus computadoras, de cómo lo corren, qué funcionalidad les da y qué aspecto tiene.

Es, en la práctica, una guerra de lenguajes de programación entre ActiveX, de Microsoft, y Java, lenguaje originado en Sun Microsystems, pero con base en el cual todo mundo (incluido Microsoft) está haciendo innovaciones y aplicaciones. En este terreno se librarán las principales batallas que reorganizarán la geopolítica del ciberespacio en el futuro. Y otra empresa a tener en cuenta, aunque de reciente aparición, es Marimba, formada por cuatro ex integrantes del equipo original que desarrolló el lenguaje Java. Con su producto de tecnología push, llamado Castanet, está logrando importantes alianzas estratégicas para llevar sus canales a todas las pantallas. Volveremos con más, aquí, en tu sección favorita: no le cambies.

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